Cada año tenemos un buen número de títulos del género musou -Warriors en occidente-, la mayoría de ellos nacidos de la factoría de de Koei Tecmo y su estudio Omega Force. Tenemos los Dynasty Warriors, Samurai Warriors y el resto de franquicias originales de la empresa nipona, pero no es un género anclado en unas sagas concretas y siempre está abierta a colaborar con otras empresas para sacar productos dedicados a otros públicos.
En los últimos años hemos contado con títulos como Berserk and the Band of the Hawk, Arslan: The Warriors of Legend, Dragon Quest Heroes o One Piece: Pirate Warriors, lanzamientos con un éxito dispar a nivel de críticas y ventas. Sin embargo, ninguno de ellos ha logrado alcanzar la cuota de éxito y popularidad de Hyrule Warriors y Fire Emblem Warriors, los dos títulos dedicados a las franquicias de Nintendo.
¿Qué diferencia a estos títulos de otros creados por Koei Tecmo? Después de todo, el género musou no deja mucho espacio a la imaginación, dado que, a nivel de mecánicas, se resumo todo en ir repartiendo espadazos por los escenarios y conquistando zonas. Pocos juegos salen de esa premisa básica, y, aunque Hyrule Warriors introduce levemente las distintas herramientas de The Legend of Zelda para ciertos enfrentamientos, aquí no reside su éxito.
Hyrule Warriors esconde todo su buen hacer en el contenido puro y duro para los aficionados. A nivel de detalle y cuidado, esta entrega es una auténtica delicia para cualquier seguidor de The Legend of Zelda: enemigos, cofres, rupias armas y plantel de personajes y los efectos de sonido están extraídos de las distintas entregas de las aventuras de Link. Prácticamente nada está dejado al azar y supone un auténtico placer para el aficionado de una de las sagas más reconocidas del mundo.
Contamos con un plantel de 29 personajes con todo tipo de personalidades como Skull Kid, Maripola, Ruto, Midna o Grahim y cada uno de ellos se diferencia con distintas armas u objetos, lo que ramifica su set de movimientos de una forma pocas veces vista en otros de sus congéneres y otorga una profundidad que da más variedad a un premisa un tanto repetitiva por su propia esencia. Por ejemplo, tenemos el caso de Link, el cual goza de distintos movesets para espadas, cetros, Grandes Hadas, guantes, Espada Maestra, Aerodisco y Epona -caballo-.
Parte de la gracia del juego la encontramos en el progreso de ir desbloqueando las armas y otros incentivos para los más veteranos en forma de ilustraciones y otras sorpresas, así como desarrollando a los personajes en sus tres vertientes: ofensiva, apoyo y defensiva.
Su modo principal, el modo Leyenda, nos cuenta una historia original dentro del universo de la franquicia e incluso cuenta con sus propios personajes originales como Lana. No es una trama especialmente inspirada, pero sabe contar con las suficientes referencias como para sacar más de una sonrisa y presenta a lo largo de su desarrollo a los personajes con homenajes muy bien llevad0s.
No obstante, uno de los modos más profundos y el más aclamado por los aficionados de este spin-off es el "Modo Aventura". En este último, contamos con varios mapas especiales -inspirados en distintas aventuras de Link- divididos en casillas. Cada casilla nos propone un reto distinto y una recompensa que puede ir desde un traje hasta una pieza de una ilustración. El hecho de ir desbloqueando trajes y obteniendo todas las piezas de estos mapas suponen motivación que no encontramos en muchos musou hoy en día.
Hyrule Warriors es como un producto de merchandising, en el buen sentido de la palabra. Es como un ajedrez de The Legend of Zelda conoces sus reglas, pero el mero hecho de contar con figuras de Link y compañía te apetece jugarlo en lugar de probar cualquier otro tipo de tablero.
Nos encontramos ante un juego creado con el cariño de Nintendo y la experiencia de Koei Tecmo a la hora de trasladar un universo al musou. Todo esto convierte a Hyrule Warriors en uno de los mejores exponentes de su género y un notable spin-off.
Artículo escrito para Nintendo