Fire Emblem es una franquicia en auge en pleno 2017 con el lanzamiento de Fire Emblem Heroes para móviles, Fire Emblem Echoes: Shadow of Valentia para Nintendo 3DS y Fire Emblem Warriors para Nintendo Switch y New Nintendo 3DS, un escenario que muy difícilmente podían imaginar en Intelligent Systems cuando lanzaron Fire Emblem Awakening allá por 2012-13. Los propios desarrolladores afirmaron en su momento que esta entrega contendría todos los elementos de una entrega definitiva de Fire Emblem y volcaron sus ideas para crear el cierre de una de las franquicias nicho de Nintendo.
Sin duda, el éxito en ventas de Awakening sorprendió a sus desarrolladores y a los fans más acérrimos de la franquicia, dando lugar a un resurgir de la saga con una nueva estética y mecánicas, pero sin perder aquello que enamoró a un buen grupo de jugadores: su base estratégica y sus ricos personajes.
Fire Emblem Warriors se presenta como un spin-off experimental nacido de la fama de Fire Emblem Awakening y del posterior éxito de Fire Emblem Fates. Al igual que Fire Emblem Heroes, esta entrega busca expandir el universo de la franquicia y ofrecer una nueva experiencia dentro de un género tan peculiar como el musou. La mezcla, en un primer momento, puede tener sentido dada la temática de Fire Emblem, aunque también sembró dudas en su momento por su género principal centrado en la estrategia. Finalmente, este nuevo musou de Omega Force está en nuestras manos y podemos lanzar nuestro veredicto.
Fire Emblem Warriors, como cualquier título musou, mantiene un esquema jugable muy parecido al resto de lanzamientos de su género: nuestra misión es arrasar con todos los enemigos que se nos presenten mediante unos controles sencillos. Cada título del género cuenta con pequeñas diferencias en su forma de presentar las misiones y las distintas variantes que se nos ofrecen siguiendo las dinámicas de los juegos. Por un lado tenemos la vertiente más pura con Dynasty Warriors y otra vertiente más diferenciada como Hyrule Warriors o Dragon Quest Heroes. Aquí no debemos fijarnos en el núcleo jugable, dado su poca variación en estos títulos, y sí en sus añadidos que dotan de personalidad a todo el conjunto.
En este caso existen los elementos más reconocibles de la saga de estrategia de Intelligent Systems: el triángulo de armas, el mapa donde organizar a nuestras tropas o las relaciones entre personajes están presentes. El primero nos da cierta ventaja o desventaja contra los enemigos: si tenemos el arma acertada borraremos de un plumazo a ese enemigo en apariencia tan feroz y, en cambio, si partimos con desventaja, estaremos un buen rato apaleándolo e incluso perdiendo a nuestro personaje si cometemos la osadía de enfrentar a un pegaso contra un arquero. También está presente el sistema de muerte permanente -podemos activarlo o desactivarlo para ajustar nuestra experiencia-, que provocará que perdamos unidades durante esa batalla hasta poder resucitarlos en el menú de la historia a cambio de un buen pellizco.
La estrategia también tiene un papel importante a la hora de plantear nuestras partidas. Fire Emblem Warriors no es un musou estático donde tendremos que cumplir una misión y punto. Este musou va transformando sus combates, cambiando de objetivos o haciendo aparecer refuerzos o pequeños eventos para desviarnos de nuestro objetivo final.
El dinamismo es una de las bazas más importantes del crossover y esto nos demandará planificar nuestros movimientos: podemos ir nosotros mismos a acabar con la amenaza u ordenar a nuestros compañeros que se encarguen ellos. Deberemos vigilar qué clase de tropas enemigas se encuentran en el camino para mandar la unidad correcta y si necesitarán refuerzos para acabar el trabajo. Por suerte, la IA de nuestros compañeros suele funcionar relativamente bien, dentro de sus límites, y cumplirán nuestras órdenes sin tener necesidad de preocuparnos por ellas.
Dentro de este dinamismo también influye el uso de las venas de dragón para ir modificando el escenario y abrir nuevas rutas, enfriar la lava de una zona o despejar la niebla de otra. Otro sistema ya conocido es el de los apoyos, donde los personajes se prestarán sus fuerzas para atacar mejor o defenderse de los ataques. Esto nos beneficiará con conversaciones especiales -ninguna especialmente destacable- y objetos para desarrollar a nuestro personaje en sus extensos árboles de desarrollo.
Si nos fijamos detenidamente, esta serie de mecánicas tan ligadas a Fire Emblem ya se encontraban en anteriores títulos de corte musou de una forma u otra. El gran acierto por parte de Omega Force lo encontramos en darle esa vuelta para encajarlo dentro de la franquicia de Intelligent System y dotarlo de su personalidad. Podríamos decir que esta decoración alrededor de la fórmula pasa más por un correcto uso del fanservice para favorecer al juego en general.
Parte de este fanservice también lo encontramos en los modos principales del juego. El modo historia, como cabía de esperar en una producción de esta índole, no aporta nada especialmente nuevo a nivel de trama: un mundo en peligro, héroes venidos de otras dimensiones, etc. Es una presentación ligera que no pierde el tiempo en desarrollar sus intenciones: aquí venimos a machacar botones, y, realmente, le sienta muy bien su forma de ser narrada mediante pequeñas escenas cinemáticas y conversaciones estáticas de personajes.
El juego, en general, agradece su intención de no querer hacernos perder el tiempo con grandes diálogos y guarda pequeños guiños en sus conversaciones y en el devenir de sus misiones, con claros homenajes a los juegos representados en esta entrega: Awakening, Fates, Echoes y Shadow Dragon.
Por otro lado, tenemos un modo más centrado en revivir situaciones concretas de los juegos originales. El modo Crónicas nos pondrá en situaciones ya conocidas con reglas especiales y una serie de conversaciones a modo de historia -aunque no muy destacables-. En cierta medida, es una modalidad parecida al modo Aventura de Hyrule Warriors para terminar de obtener sellos maestros y otros objetos para mejorar a nuestros personajes.
En total, tendremos más de 20 personajes jugables de títulos como Fire Emblem Awakening, Fates, Echoes y Shadow Dragon. Quizá este sea el apartado donde surjan más crispaciones entre los aficionados de la saga, dada la escasa representación de los títulos más clásicos de la franquicia y el gran número de personajes extraídos de Awakening y Fates. Por un lado, es clara la intención de Koei Tecmo y Nintendo para decantarse por estos personajes, pero, por otro lado, no hubiéramos visto nada mal la inclusión de un plantel más representativo de la vertiente más clásica de la saga.
Para más inri, ciertos personajes como pueden ser Chrom o Lucina son prácticamente un calco entre sí y denota cierta falta de inspiración al recrear algunos de ellos. Otro aspecto destacable, es el excesivo número de personajes armados con espadas en comparación con otras clases como los manaketes, representados por Tiki.
A nivel de rendimiento, nos encontramos con un título muy sólido tanto en Nintendo Switch como en New Nintendo 3DS. Cabe destacar que en la consola híbrida de Nintendo encontramos un rendimiento robusto en su modo portátil, mientras que, al jugar en el dock, se nos presentan dos opciones: 720p y 60 fps o 1080p y 30 fps. El primero de ellos no se mantiene un nivel óptimo de estabilidad con algunas caídas, mientras que en el segundo tenemos unos modelados de personajes superiores y una tasa de frames sólida. Fire Emblem Warriors, como la mayoría de musous, no es un juego puntero gráficamente y, en nuestra opinión, lo óptimo para jugar es una tasa de frames estables y aquí la ofrece.
Finalmente, es muy importante tener en cuenta las diferencias de ambas versiones. La versión para New Nintendo 3DS, además del irremediable recorte gráfico, no cuenta con multijugador local y tampoco cuenta con características propias como el uso de la pantalla táctil o el 3D. Más allá de estos detalles, ambas versiones cuentan con el mismo contenido a nivel de jugabilidad y otros aspectos como sus voces.
En términos generales, Fire Emblem Warriors supone una notable aproximación de la saga al género musou, gracias a la buena implementación de distintos guiños a los títulos originales y el buen hacer de Omega Force en adaptarse a las demandas de una consola como Nintendo Switch. Quizá no nos encontramos ante un título tan redondo como lo fue Hyrule Warriors, donde su contenido y variedad de personajes fue realmente sobresaliente, aunque a este Fire Emblem Warriors no le falta material de base y aún cuenta con futuros lanzamientos en forma de tres expansiones.
Si sois amantes del género o queréis probar otra forma de ver la franquicia de Intelligent Systems, este título es perfecto para para volver a ver a Chrom, Corrin, Xander y compañía. No obstante, como siempre nos gusta avisar con esta clase de títulos, el género musou se enfoca demasiado en la repetición de situaciones y puede no ser del agrado de todos los paladares. Aun así, esta entrega puede ser un notable primer paso para los curiosos.
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