Muchas veces los pequeños detalles marcan grandes diferencias en cualquier industria y en nuestro día a día. A lo largo de nuestra vida debemos ir aprendiendo a cuidar los pequeños momentos y a darnos cuenta de su importancia. Cualquier situación o pequeño gesto puede significar un mundo para otra persona o, lo que a otra persona puede parecerle un gesto sin importancia, puede marcarte en tu día a día. Los seres humanos crecemos así: a base de pequeños detalles.

La franquicia Tales of se caracteriza por sus pequeños detalles, o así fue durante sus entregas más importantes: llenas de minijuegos, guiños a sus antecesores y con misiones secundarias para dar y tomar. Sin embargo, sus lanzamientos más recientes, en especial Tales of Zestiria, dejaron atrás elementos muy importantes para los seguidores más acérrimos. El caso más llamativo fue la desaparición del clásico sistema de "Cocina" que nos ha acompañado en las entregas más importantes y queridas.

En Bandai Namco fueron conscientes de sus errores en Tales of Zestiria: al intentar abarcar demasiado contenido dejaron atrás otros aspectos en teoría menos importantes. Al final, su mundo era extenso y lleno de grandes praderas, pero también se sentía vacío y, en muchas ocasiones, sin vida. Tales of Berseria toma buena nota de los defectos de su antecesor y da un golpe de timón para volver a los verdaderos orígenes de la saga.

Vuelve la cocina, tenemos minijuegos de todo tipo: el clásico juego de cartas con personajes de la saga, el minijuego de ser camarero y pequeños retos de combate, entre otros. Además, se nos plantean las habituales misiones secundarias con sus pequeñas historias y otras actividades como las expediciones -un sistema por el que mandamos a uno de nuestros barcos para descubrir tesoros y recetas de zona desconocidas-. No obstante, Tales of Berseria no es solo un buen conjunto de actividades secundarias, su historia y sistema de combate le convierten en uno de los grandes referentes de la franquicia y un punto de inflexión para su futuro.

En nuestra primera entrevista con Hideo Baba, hace ya unos años, el productor de la franquicia nos habló de cómo creaban los mundos de Tales of y cómo desarrollaban su historia en un largo período de tiempo, es decir, aquello que nosotros veíamos era solo un fragmento de ese mundo y sus creadores guardaban el resto de materiales para utilizarlo, si fuera necesario, en futuras secuelas. Me resulta prácticamente imposible hablar de la historia de Tales of Berseria sin mencionar Zestiria. Aunque no es totalmente indispensable jugar a la aventura del Pastor Sorey, si alguien me preguntara tendría que recomendarle encarecidamente hacerlo. Las distintas conexiones, tramas y subtramas de Berseria se entrelazan con los hechos acontecidos cientos de años después en Zestiria y enriquecen ambas historias de una forma realmente sorprendente. No sé cómo podría ver la historia de Zestiria tras jugar primero a Berseria, pero, en mi humilde opinión, el orden de lanzamiento es el óptimo para captar el profundo mensaje de la aventura de Velvet. No obstante, no puedo hablar sobre ese mensaje sin entrar en el peligroso terreno de los destripes.

La historia, en general, de Tales of Berseria es una de las más oscuras de la franquicia. Tras los problemas a nivel argumental de Zestiria, sus creadores han sabido coger el toro por los cuernos para ofrecer una trama rompedora dentro de los estándares de la saga. Aunque ya se habían tocado varios de sus temas en anteriores lanzamientos, Berseria trata desde un prisma muy distinto temas como el asesinato, la corrupción o la venganza. Otro cambio destacable a nivel argumental es la forma conducir la historia, quedando atrás los inicios lentos de otras entregas, el juego sabe mantener  un ritmo muy alto a lo largo de sus 40 horas de duración, las cuales pueden complementarse con un buen número de misiones y el postgame. Probablemente, su mayor pega se encuentre en ciertas partes de su desarrollo donde determinadas motivaciones de los personajes principales no queden demasiado claras o pueden ser dignas de debate al tratar temas bastante subjetivos. Esto no empaña el gran trabajo hecho en esta ocasión con una historia madura, que tampoco olvida los temas principales de Tales of: como la amistad o la familia.

Los personajes son otro de los pilares donde se asienta su conjunto. La forma de contar la historia de Velvet, cómo sus acciones arrastran a sus acompañantes y el desarrollo de cada uno de ellos, con sus propias tramas personales narradas dentro de la propia historia o mediante los skits opcionales -muy abundantes y trabajados en esta ocasión- nos permiten simpatizar fácilmente enfatizar con ellos. Velvet, en especial, como primera protagonista femenina en solitario de la franquicia supone un aire fresco por su forma de ser, alejada del estereotipo de "joven dispuesto a salvar el mundo", resulta ser un personaje totalmente visceral y rompedor teniendo en cuenta el pasado de esta franquicia.

El desarrollo de Velvet, Eleanor o Laphicet sorprende por cómo esta llevado en conjunción a la historia y cómo, en especial Velvet y Laphicet, desarrollan sus personalidades como pocos personajes dentro de los RPG actuales. No quedan atrás otros como Magilou, Eizen o Rokurou e incluso varios de nuestros enemigos, sin embargo estos sí caen de forma habitual en clichés ya vistos previamente. Aun así, por la capacidad de congeniar en un mismo grupo a personajes tan oscuros, capaces de ser considerados como villanos en muchas partes del juego, y saber sacar el humor habitual de Tales of mediante las conversaciones opcionales y otras tramas, hacen de este peculiar conjunto un gran aliciente a la hora de profundizar en sus distintas tramas.

Tras el cuestionado sistema de combate de Zestiria, donde la armatización no acabó de cuajar y su cámara era realmente desastrosa, el sistema de combate de Tales of Berseria rompe con el pasado. Dejamos atrás los dos botones y los sticks para realizar las distintas técnicas del personaje y pasamos a un sistema donde podemos asignar las distintas habilidades a cada botón, de forma muy parecida a los juegos de lucha -sin llegar a la profundidad de estos-. De esta manera, dejamos el joystick derecho libre para gestionar la cámara -por primera vez  en los combates de un Tales of- y nos ayudará a solucionar los problemas de la misma en espacios cerrados. No son situaciones tan acusadas como en Zestiria, pero el uso del stick es necesario en estas situaciones y supone una gran mejora al respecto.

Es un sistema ágil y con muchas posibilidades, donde lo más importante es gestionar la nueva barra de movimientos: las almas. Las almas nos permiten realizar nuestros movimientos y cada uno de ellos consume una parte de esas almas. Para recuperarlas tendremos que aturdir a nuestro enemigo, infligirle estados alterados, derrotarlos u obteniendo un alma con su "rotura de alma". La rotura de alma es uno de los añadidos más importantes, el cual permite, tanto al jugador como al enemigo, realizar un movimiento característico a cambio de ceder un alma a nuestro rival.

¿Esto qué supone dentro de un sistema de combate basado en la acción? Tendremos que gestionar nuestras almas para no quedarnos sin ellas y saber escoger el momento exacto para golpear con todo a nuestro enemigo y realizar grandes combos al obtener almas de los rivales. Puede sonar un sistema algo lioso en un principio, pero llevado a la práctica es realmente dinámico y uno de los mejores sistemas de combate desde Tales of Graces f, aunque su estilo se encuentre más cercano a los Xillia. Aun así, el combate, si no sabemos gestionar la barra y las distintas posibilidades para cambiar de personaje, se nos puede atascar al no tener las almas necesarias, concretamente tres, para activar nuestras roturas. Entra dentro de la propia barra de aprendizaje del mismo y habrá que tenerlo en cuenta para triunfar en las dificultades más exigentes.

Vistos los problemas de los entornos de Tales of Zestiria: demasiado extensos y vacíos, volvemos en esta entrega a zonas más controladas y pequeñas -algunas sí se permiten algo más de amplitud, aunque sin llegar a los niveles de Zestiria-. Esto convierte la exploración en algo más ameno, junto a la búsqueda de esferas de Gatoz. Como si se tratase de un guiño a Pac-Man iremos recolectando estas esferas para desbloquear unos cofres especiales, los cuales contienen objetos especiales. A priori puede parecer una tontería y, aun así, otorga una capa de profundidad a la exploración que la hace más llevadera y no nos limita a ir a un recoveco porque "seguro que se esconde un cofre ahí". Además, las esferas en muchas ocasiones son usadas por los propios desarrolladores para guiarnos en las mazmorras y dar cierta importancia a zonas ocultas o recovecos.

Las mazmorras, en cambio, son bastante simples por normal general y no suponen un reto especialmente destacable. La mayoría de ellas se resuelven avanzando hasta el punto indicado, convirtiéndose principalmente en un paseo con varios combates de por medio y una experiencia algo monótona. Un mayor número de puzzles y situaciones a lo largo de estas hubiera ayudado a dar una mayor profundidad, como ya sucediera en las pruebas de Zestiria.

El apartado visual también se resiente de contar con un motor para la pasada generación con ciertos añadidos en PlayStation 4 y PC, aunque lejos de los títulos más punteros de las consolas de nueva generación. Básicamente, Tales of Berseria sigue recordando demasiado a los Tales of Xillia y hablamos de títulos lanzados con seis años a sus espaldas. Los combates, eso sí, se benefician en las versiones de los 60 fps y varios aspectos como la vegetación, texturas y  efectos varios también cuentan con una mayor calidad. A estas alturas de generación ya deberíamos exigir un salto cualitativo a la próxima entrega.

Tales of Berseria es el mejor Tales of de los últimos años y supera en muchos aspectos a su predecesor. Su historia ofrece una temática más oscura, unos personajes bien desarrollados y una serie de situaciones poco exploradas en el pasado de la saga. Quizá sus mazmorras y exploración no hayan evolucionado y en ciertos aspectos sea un título reticente a cambios estructurales -por culpa de un motor anticuado, básicamente-. Su sistema de combate, no obstante, sabe compensar con creces estos problemas para ofrecernos una experiencia muy satisfactoria y realmente disfrutable.

Muchos seguidores temían por el futuro de Tales por culpa de la sensación de desgaste ofrecida por Zestiria, pero esta entrega nos demuestra que aun queda mucho por explotar en el futuro y hay razones para sentirse optimista con este nuevo rumbo.