Las primeras tres horas de Dragon Quest VII: Fragmentos de un mundo olvidado es la primera prueba que se antepone entre el jugador y la gran aventura que encierra este título. Es inevitable hablar del prólogo de esta obra donde únicamente hacemos de recadero para ir de aquí a allá en la pequeña isla natal de nuestro protagonista. Pasamos todo este tiempo sin realizar ningún combate, conociendo las costumbres de nuestra isla en mitad de la nada -la única en todo el mundo- aunque nuestro amigo, el príncipe Kiefer de Estarda, cree que existieron otras islas en algún momento.
El prólogo de esta entrega de Dragon Quest ejerce de filtro para los jugadores impacientes, aquellos que necesitan dosis de acción y grandes avances en las primeras horas para continuar jugando. Dragon Quest VII: Fragmentos de un mundo olvidado va a su propio ritmo. A fuego lento nos enseña en esta introducción cómo iremos conociendo el resto de su universo: hablando con la gente, investigando cada rincón de cada ciudad o pueblo e intentando averiguar cuál es el siguiente paso. Puro RPG de vieja escuela, cuando las guías y walkthrough no existían y teníamos que buscar al NPC que nos diera la clave que buscamos.
Ficha técnica y valoración
Título original: | ドラゴンクエストVII エデンの戦士たち | ||
Compañía: | Square Enix | Plataforma: | Nintendo 3DS |
Fecha de lanzamiento: | 16/09/2016 | Género: | JRPG |
Director: | Compositor: | ||
Duración: | +90 horas |
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A pesar de contar con una línea argumental central muy clásica y tópica dentro del género, el argumento de Fragmentos de un mundo olvidado se centra en descubrir las pequeñas historias que se esconden detrás de las islas desaparecidas del mundo. Tras las primeras horas, descubrimos la forma de llegar a versiones atrapadas en el pasado del resto de ínsulas del mundo y, tras solventar los problemas de cada una de ellas, sus versiones presentes aparecen en el lugar que les corresponde. Cada isla sufre de algún tipo de mal -personas convertidas en piedra, monstruos o tensiones internas- y se narra a través de pequeñas historias contadas a través de sus aldeanos o, simplemente, mediante sus escenarios.
Dragon Quest VII representa al RPG de vieja escuela. Hoy en día las conversaciones con NPC de ciudades o regiones, en la mayoría de títulos, no aportan ningún tipo de riqueza a la historia principal. Podríamos perfectamente, en muchos RPG modernos, pasar de ellos y continuar nuestras aventuras. Se ha perdido parte del encanto a la hora de narrar historias a través del mundo y es un aspecto que este remake sabe trasladar a la actualidad de forma orgánica: ofreciendo todo tipo de parajes y pequeñas tramas que incluso guardan sus propios cambios de guion para mantener al jugador atento a todo lo que se cuece. Todo ello mientras de fondo se desarrolla una historia que trasciende más allá del espacio y el tiempo en torno a una lucha entre el bien y el mal. No es un RPG corto precisamente y se toma su tiempo para unir todas sus piezas. No obstante, el viaje merece la pena.
Gran parte de la culpa de esta inmersión de la que os hemos hablado la tienen nuestros acompañantes. Independientemente de su papel en la historia, siempre podemos charlar con ellos mediante el botón B y nos ofrecen sus opiniones sobre los hechos que suceden en cada isla/historia. En la mayoría de situaciones nos ofrecerán su punto de vista. Puede parecer una tontería, pero sus valoraciones, algunas llenas de humor, nos ayudarán a conocerles mejor y nos dará la sensación de tener una compañía "real" a lo largo de nuestra aventura. Muchos otros RPG también se valen del resto de miembros del grupo para ofrecer pistas o indicaciones, aunque no ofrecen en mismo nivel de profundidad visto en este Dragon Quest.
Otro de los puntos destacables a la hora de ofrecer esa sensación de diversidad y de visitar regiones distintas es su trabajada localización al español, como otros lanzamientos de Dragon Quest. Nos encontramos con variaciones de islas con distintos acentos como el gallego, el árabe y el mexicano, por poner algunos ejemplos. Puede parecer una tontería, pero este trabajo ayuda a identificar las distintas islas y dotarlas de una identidad propia.
Quizá donde encontremos más dificultades a la hora de disfrutar completamente en la experiencia de Fragmentos de un mundo olvidado sea en su apartado jugable. Por supuesto, no cuenta con graves problemas a la hora de plantear su idea clásica de combates por turnos, sin embargo, la mayoría de combates se pueden superar sin plantear ninguna estrategia en particular y solo contra los jefes finales tendremos que pensar con detenimiento nuestro siguiente paso. Las vocaciones (jobs) para cada personaje, por otro lado, tardan más de 20 horas en estar disponibles para nuestro disfrute y, una vez obtenidos, nos damos cuenta que apenas tienen un impacto directo en los combates. Obviamente, existen clases claves para obtener las técnicas más importantes dentro del juego centradas en mantener a nuestro grupo curado -aspecto algo limitado en las primeras horas- o las habilidades centradas en atacar a grupos de enemigos -importante para ofrecer algo de agilidad a los enfrentamientos menos importantes-.
Obviamente, también es parte de su relativo encanto para los amantes más experimentados del género, acostumbrados a este tipo de combates, a los menús llenos de diálogos -engorrosos, lentos y recargados en ciertos putos- y a otros males menores como la organización de su inventario, por ejemplo. Square Enix ha puesto su granito de arena para intentar agilizar ciertos aspectos del juego, como el propio principio del juego o la búsqueda de fragmentos gracias a ciertos añadidos como el detector de fragmentos, ausente en el lanzamiento occidental, y una pieza clave a la hora de saber si estamos en la zona adecuada para encontrar ese fragmento de tablilla que necesitamos para avanzar. Hablamos de un juego lanzado originalmente hace 15 años y de un remake con más de tres años de antigüedad, por lo que varios de los avances recientes del género no se encuentran en esta entrega y su ausencia afecta parcialmente a la experiencia.
A pesar de estas pequeñas aristas, Dragon Quest VII: Fragmentos de un mundo olvidado es uno de esos RPG indispensables para los amantes del género. Horneado como los más clásicos exponentes del género, nos ofrece una historia narrada a través de sus habitantes y de cómo estos sufren las consecuencias de una lucha entre el bien y el mal, sin saberlo en la mayoría de casos. Durante más de las noventa horas de su historia recorreremos toda clase de islas con sus propios personajes, historias y un encanto que solo Dragon Quest puede ofrecer. Una franquicia levantada en torno a unos valores de producción clásicos que nos ofrece una visión del género que, por desgracia, poco a poco se está perdiendo, olvidándose con el paso de las generaciones.
Sin ningún lugar a dudas, Dragon Quest VII se aupará entre los mejores títulos de este año dentro de JRPG y ya podríamos considerarlo como una de esas obras necesarias para cualquier poseedor de una Nintendo 3DS.
90 horas de historia? XDD joder, yo sé que es largo, que llevo 30 y aún no he descubierto todas las islas, pero 90? LOL . Y yo que quería pasarme este antes que saliera el MH Stories la semana que viene xD
Me la estoy pasando en grande con este juego, lo compre el otro día y ya le echado mas de 12 horas XD